Vista Panorámica de San Isidro La Cañada, Municipio de San Vicente Coatlán, Ejutla, Oaxaca. |
EL TRABAJO COMUNITARIO EN LA CAÑADA, SAN ISIDRO
¡Tío lo espero mañana para mi pizca! ¡Cuñado te invito para mi pizca! ¡Mamá lo espero en la casa para que ayude hacer la comida de mi pizca! Estas son las expresiones de los comuneros para convocar la pizca en la Cañada…
Invitados en la pizca de mazorca |
¡Bueno si no voy a mi pedazo, nos vemos! ¡Allí le caigo tío!...
Comunalidad como forma de vida colectiva - ante el libre mercado.
La Cañada San Isidro, comunidad fundada a finales de los años setenta, en la parte norte del territorio de la región Coatlán (“Lugar de víboras” en lengua náhuatl), está compuesta por campesinos mestizos quienes formaron parte de los terrenos comunales de la comunidad indígena de San Vicente Coatlán, perteneciente al Distrito de Ejutla, Oaxaca. Los primeros habitantes de este lugar provenían del poblado de Santa Catarina Coatlán, perteneciente al distrito de Miahuatlán. La causa de este fenómeno migratorio se debió a que a finales de los años cincuenta se presentó una escasez de tierra en Santa Catarina, por este motivo muchos emigraron hacia otras partes, como son en la costa Oaxaqueña y principalmente a la ciudad de México. Mientras los que resistieron a ese movimiento poblacional se dedicaron a trabajar de la gente o a medias en las tierras agrícolas, régimen después de la peonada en la Hacienda. Esta es la principal causa, que estos campesinos solicitaron tierras al pueblo de San Vicente como terrasgueros y a principios de los años ochenta pasaron a ser ciudadanos, de aquel municipio, para formar este bonito pueblo que guarda gratamente muchas historias, anécdotas y amoríos actualmente.
A partir de los años ochenta y hasta la fecha, con estas dos generaciones originarios de San Isidro La Cañada, es un acto placentero para ayudarse entre familias, tanto hombres y mujeres aquí no hay distinción todos colaboran a este ritual del trabajo colectivo. El trabajo del campo, según ellos, está dividido por etapas, al inicio se trabaja con el barbecho, enseguida la siembra, luego el deshierbe, después el zacateo y por último la pizca o levantar la cosecha; en esta última etapa la mayor parte de los pobladores lo realizan a través del trabajo colectivo. Este trabajo hace convivir y entreayudar a los mismos, quien organiza el trabajo hace dos cosas preparar la comida e invita a sus compañeros, el día del trabajo todos llegan temprano con sus canastos principalmente o como lo llaman cargadadores y todos empiezan a trabajar por surcos quitando mazorcas a las cañuelas, ya sea por parejas o de manera individual según se haya hecho el rastrojeo, mientras el organizador con su canasto va recogiendo las mazorcas a los ayudantes para acarrearlos en un lugar para amontonarlos. Como a la mitad de la jornada, en uno de los rastrojos esconden un litro de mezcal y cigarros y el que por suerte encuentra la botella es el padrino y empieza repartir el mezcal y los cigarros a todos los invitados de la pizca.
Al terminar la faena y al caer la tarde todo se concentran en un lugar para la comida, en este trabajo es de costumbre el caldo de chivo o el exquisito mole de guajolote o caldo de pollo de rancho, las mujeres corresponde el trabajo como edecanes para recibir a trabajadores y brindarles la comida. Es aquí donde se dan los piropos, los chistes y el momento de alegría por concluir el compromiso comunitario, que hace crecer el ánimo de los campesinos por su cohesión en estos trabajos ancestrales. Todos conviven un rato y si hay otra pizca próxima, en este mismo lugar, invita el próximo organizador. Esta forma de trabajo es origen de los antepasados y aun toda vía existe en los pobladores porque verdaderamente son muchas manos para construir el furo de estos campesinos, es aquí donde aprenden los niños acompañando a sus papás o a sus mamás llevando tortillas o apoyando en la cocina del lugar de convivio.
El padrino del mezcal |
Los pobladores de este lugar se apoyan solidariamente en los trabajos que concierne a la vida de la comunidad, por ejemplo: en la pizca de mazorcas, en la construcción de una casa, en un casamiento (boda) y cuando muere una persona en la comunidad, en estas actividades se manifiesta la ayuda y el trabajo colectivo de los habitantes de este poblado. Y continuamente se reproduce en las nuevas generaciones. Estos pobladores en lo colectivo demuestra su generosidad, honestidad y amabilidad a sus gentes, lo cual se convierte realmente en una fe social que hace relevante a la comunidad en su conjunto. Para concluir con esta experiencia me acuerdo de un escrito de Margaret Mead que dice: “Nunca dudes que un pequeño grupo de ciudadanos pensantes y comprometidos pueden cambiar el mundo”. Por el momento hay que hacerlo: “La mano tío”.
Cargador o canasto |
Amado Vásquez
Promotor culturalDomingo 2 de enero del año 2011